Llega la generación de los robots inmortales. Recientemente han publicado un estudio que muestra cómo, en pocos minutos, un robot puede recuperarse de forma automática tras sufrir una avería.
El objetivo que se persigue es el de que los robots puedan seguir trabajando aun sufriendo daños para cumplir su misión, por ejemplo los destinados al rescate de catástrofes. Este hecho se convierte en un hito de las tecnologías, ya que poco a poco se va avanzando más para alcanzar la perfección.
¿Cómo y quién lo está desarrollando?
Estos autómatas han estado basados en algunas de las estrategias biológicas que desarrollan algunos animales cuando deben adaptarse a lesiones que les generan alguna incapacidad. Los protagonistas son Antoine Cully, Jean-Baptiste Mouret y Danesh Tarapore, de la Universidad Pierre y Marie Curie de Francia, junto a Jeff Clune, de la Universidad de Wyoming.
Según comenta Jean-Baptiste Mouret, uno de los investigadores, los animales no comienzan a aprender de cero cuando están heridos, sino que poseen de unas intuiciones que les permiten seleccionar de forma inteligente unos comportamientos distintos para adaptarse a la lesión que sufren.
La idea es extrapolar esta cualidad de los animales a las máquinas, de esta forma consiguieron que un robot de 6 patas se adaptara para seguir caminando aunque tuviera 2 rotas. O bien un brazo robótico que aprendió a colocar de forma correcta un objeto incluso cuando varios de sus motores estaban dañados. Podéis ver el video aquí mismo… ¡alucinante!
Antoine Cully afirma: «Es increíble ver como un robot lisiado consigue reponerse en tan solo dos minutos y avanzar incluso cojeando»
Como bien afirma el diario El Mundo, la técnica de ensayo-error permite a los robots adaptarse a las situaciones imprevistas que puedan experimentar, incluyendo la adaptación a nuevos entornos y a la invención de comportamientos nuevos.
Gracias a la robótica y las nuevas investigaciones en este campo somos capaces de mejorar nuestra calidad de vida y contribuir con beneficios a una mejora de nuestra sociedad. Pero la semilla que siembra la duda es… ¿Acabaremos automatizándolo todo?